Prensa  Contacto  English  
 

Jose María Sicilia

Cette écharpe de deux couleurs, creusant le fleuve

28 de Abril al
28 de Junio de 2006

José María Sicilia nos ofrece una exposición donde los sentidos no podrán quedarse quietos, donde el pintor nos va a introducir en un mundo de profunda espiritualidad y paz interior.

Las obras realizadas por José María Sicilia pertenecen a una serie realizada para ilustrar una edición original de dos poemas del poeta francés Yves Bonnefoy reproducidos en fascímil.

El tema vertebrador de la exposición son las flores. Es el resultado del estudio y la experimentación con multitud de posibilidades estéticas y matéricas, pasando por la creación de obras llenas de expresionismo y fuerza cromática. Tras años de creación se ha dejado llevar por un camino más espiritual e intimista, por la senda del naturalismo.

La flor es posiblemente el elemento de la naturaleza más caduco. Una flor no vive siempre pero es eternamente bella mientras quede grabada en nuestra retina y es justamente lo que Sicilia hace a su antojo, juega con la vida y la muerte le da el don de la eternidad a la propia muerte. Las flores, desde que existe la pintura, son utilizadas en las obras de arte. En un primer momento fueron mero ornamento pero posteriormente cobrarán un papel principal. En los bodegones de naturalezas muertas y trampantojos, la flor siempre ha estado. En los cabellos de las bellas damas nobles o alrededor de las escenas estivales en el campo, las flores siempre han sido pintadas.

En las obras de José María Sicilia las flores no están representadas de una forma brusca, sólo pequeñas anécdotas cromáticas que danzan por el papel arrugándolo a su antojo. El tema es ciertamente naturalista pero está tratado de una manera abstracta. La fuerte carga emocional del dibujo nos enseña multitud de sentimientos contenidos.

Las obras realizadas por José María Sicilia pertenecen a una serie realizada para ilustrar una edición original de dos poemas del poeta francés Yves Bonnefoy reproducidos en fascímil.

El tema vertebrador de la exposición son las flores. Es el resultado del estudio y la experimentación con multitud de posibilidades estéticas y matéricas, pasando por la creación de obras llenas de expresionismo y fuerza cromática. Tras años de creación se ha dejado llevar por un camino más espiritual e intimista, por la senda del naturalismo.

La flor es posiblemente el elemento de la naturaleza más caduco. Una flor no vive siempre pero es eternamente bella mientras quede grabada en nuestra retina y es justamente lo que Sicilia hace a su antojo, juega con la vida y la muerte le da el don de la eternidad a la propia muerte. Las flores, desde que existe la pintura, son utilizadas en las obras de arte. En un primer momento fueron mero ornamento pero posteriormente cobrarán un papel principal. En los bodegones de naturalezas muertas y trampantojos, la flor siempre ha estado. En los cabellos de las bellas damas nobles o alrededor de las escenas estivales en el campo, las flores siempre han sido pintadas.

En las obras de José María Sicilia las flores no están representadas de una forma brusca, sólo pequeñas anécdotas cromáticas que danzan por el papel arrugándolo a su antojo. El tema es ciertamente naturalista pero está tratado de una manera abstracta. La fuerte carga emocional del dibujo nos enseña multitud de sentimientos contenidos.