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Luis Feito

Síntesis plástica

7 de Septiembre al
7 de Noviembre del 2006

Luis Feito, es uno de los protagonistas de la renovación plástica en España del siglo XX.

Gracias a artistas de su generación, el decimonónico arte español, abrió las puertas a la modernidad artística. Este cambió fue muy lento y sobre todo duro, debido a las pocas amistades que el régimen franquista tenía con el arte. Si la imagen que se pretendía dar fuera de España era de vanguardia y de progreso, dentro de las fronteras no era lo mismo, por ello, todos los artistas tenían que buscar fuera lo que aquí se les negaba: libertad. Esta libertad la conseguían en ciudades como París o Nueva York, y hasta allí se trasladaron muchos, como hizo años más tarde, nuestro artista.

Durante los primeros años de su carrera artística, sus formas eran claramente realistas, con ciertos devaneos hacia el cubismo. La pintura de Luis Feito se aproximaba al denominado “cubismo analítico” , asentado sobre una cama de figuración. Ello se lo debe al admirado profesor de Fresco de la Escuela de Bellas Artes Daniel Vázquez Díaz, que influyó enormemente no sólo en su pintura sino en la forma de ver el mundo, de conocer todo lo que se estaba cociendo fuera del país.

Tras este primer periodo, marchó a París. Allí conoció de primera mano a los artistas del Informalismo francés como Fautrier o Dubuffet. A partir de entonces comenzó a interesarse por la pintura matérica y el automatismo. También se dejo embaucar con los poderes del Expresionismo Abstracto, cuya corriente de campos de color se le grabó fuertemente en la retina, siendo el color, o la ausencia del mismo, una firme característica de su pintura. Durante estos años, su máxima sería la experimentación constante con los materiales, utilizando entre otros, arena y pasta de óleo para crear composiciones más efectistas e impactantes. La década de los cincuenta y principios de los sesenta, supuso, tras la creación del grupo “El Paso”, su inclusión en el mercado internacional y su afianzamiento en el mundo artístico castellano.

En la década de los sesenta comienza a introducir un color más en su reducida paleta de colores: el rojo, un cuarto color que utilizaba para desarrollar estructuras circulares. Poco a poco, conforme han avanzado los años, su cromatismo se ha ido volviendo más amplio, compaginándolo con una geometrización de las formas, que nada tiene que ver con sus primeros cuadros, sin abandonar jamás esa fuerza expresiva que lo ha caracterizado siempre. En la década de los setenta, como el mismo artista afirmó, su obra podría definirse como “monista”, esta es una corriente filosófica que admite una sola especie de elemento, reduciendo el conjunto de la realidad a un principio unitario, eliminando cualquier dualidad posible, incluyendo la existente entre el artista y su realidad, llegando de esta manera a lo absoluto.

Esta etapa no fue definitiva, pero sí, al igual que todas las etapas por las que ha pasado, marcó su obra posterior. Esto es debido a que Luis Feito, siempre ha buscado en su obra lo absoluto, la pureza del arte, utilizando como máximo aliado, el silencio.

Si con el “monismo” comenzó una búsqueda de lenguajes y formas plásticas encontradas en las diferentes culturas y religiones que fue conociendo, a finales de siglo inició la etapa de “pincelada única”,la que está desarrollando en estos momentos. Esta etapa parte de la anterior, siendo un simple progreso de la misma, utilizando las mismas nociones artísticas y filosóficas orientales no carentes de la máximo poder artístico.

“Hay en mis cuadros un cierto misticismo, una cierta contemplación. Intento dar a la gente materia de meditación”. Con estas palabras recoge esa espiritualidad de tantos años de creación plástica y de miles de conquistas personales y espirituales.

Luis Feito, es uno de los protagonistas de la renovación plástica en España del siglo XX.

Gracias a artistas de su generación, el decimonónico arte español, abrió las puertas a la modernidad artística. Este cambió fue muy lento y sobre todo duro, debido a las pocas amistades que el régimen franquista tenía con el arte. Si la imagen que se pretendía dar fuera de España era de vanguardia y de progreso, dentro de las fronteras no era lo mismo, por ello, todos los artistas tenían que buscar fuera lo que aquí se les negaba: libertad. Esta libertad la conseguían en ciudades como París o Nueva York, y hasta allí se trasladaron muchos, como hizo años más tarde, nuestro artista.

Durante los primeros años de su carrera artística, sus formas eran claramente realistas, con ciertos devaneos hacia el cubismo. La pintura de Luis Feito se aproximaba al denominado “cubismo analítico” , asentado sobre una cama de figuración. Ello se lo debe al admirado profesor de Fresco de la Escuela de Bellas Artes Daniel Vázquez Díaz, que influyó enormemente no sólo en su pintura sino en la forma de ver el mundo, de conocer todo lo que se estaba cociendo fuera del país.

Tras este primer periodo, marchó a París. Allí conoció de primera mano a los artistas del Informalismo francés como Fautrier o Dubuffet. A partir de entonces comenzó a interesarse por la pintura matérica y el automatismo. También se dejo embaucar con los poderes del Expresionismo Abstracto, cuya corriente de campos de color se le grabó fuertemente en la retina, siendo el color, o la ausencia del mismo, una firme característica de su pintura. Durante estos años, su máxima sería la experimentación constante con los materiales, utilizando entre otros, arena y pasta de óleo para crear composiciones más efectistas e impactantes. La década de los cincuenta y principios de los sesenta, supuso, tras la creación del grupo “El Paso”, su inclusión en el mercado internacional y su afianzamiento en el mundo artístico castellano.

En la década de los sesenta comienza a introducir un color más en su reducida paleta de colores: el rojo, un cuarto color que utilizaba para desarrollar estructuras circulares. Poco a poco, conforme han avanzado los años, su cromatismo se ha ido volviendo más amplio, compaginándolo con una geometrización de las formas, que nada tiene que ver con sus primeros cuadros, sin abandonar jamás esa fuerza expresiva que lo ha caracterizado siempre. En la década de los setenta, como el mismo artista afirmó, su obra podría definirse como “monista”, esta es una corriente filosófica que admite una sola especie de elemento, reduciendo el conjunto de la realidad a un principio unitario, eliminando cualquier dualidad posible, incluyendo la existente entre el artista y su realidad, llegando de esta manera a lo absoluto.

Esta etapa no fue definitiva, pero sí, al igual que todas las etapas por las que ha pasado, marcó su obra posterior. Esto es debido a que Luis Feito, siempre ha buscado en su obra lo absoluto, la pureza del arte, utilizando como máximo aliado, el silencio.

Si con el “monismo” comenzó una búsqueda de lenguajes y formas plásticas encontradas en las diferentes culturas y religiones que fue conociendo, a finales de siglo inició la etapa de “pincelada única”,la que está desarrollando en estos momentos. Esta etapa parte de la anterior, siendo un simple progreso de la misma, utilizando las mismas nociones artísticas y filosóficas orientales no carentes de la máximo poder artístico.

“Hay en mis cuadros un cierto misticismo, una cierta contemplación. Intento dar a la gente materia de meditación”. Con estas palabras recoge esa espiritualidad de tantos años de creación plástica y de miles de conquistas personales y espirituales.